Recientemente la cadena británica BBC transmitió en su programa Trust Me I’m a Doctor (Confía en mí, soy un médico) un experimento a cargo del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas (NCAS) de la Universidad de York, Inglaterra. La supuesta investigación identificó al “limoleno”, ingrediente utilizado en productos aromáticos – incluidas las velas – como potencialmente riesgoso para la salud porque produce formaldehído cuando se expone al ozono.
La información sensacionalista ha provocado inquietud e incluso alarma, además de una innecesaria preocupación entre fabricantes, comerciantes y consumidores de velas en el mundo, a pesar de que los fundamentos del experimento están en duda, lo mismo que su sustento científico.
Por esta razón, en la ALAFAVE hemos decidido compartir con nuestros socios y amigos, a través de Punto de Fusión, algunos de los mitos y realidades asociados a lo dicho en el citado programa.
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MITO: Las velas aromáticas pueden ser dañinas para la salud.
REALIDAD: No, en absoluto. La Asociación Nacional de Velas (NCA) de Estados Unidos asegura que las velas, con o sin aroma, cuando son usadas en forma apropiada, son seguras. La industria de las velas realiza estudios de salud y seguridad en todos los materiales que utiliza, lo que incluye pruebas toxicológicas y dermatológicas. Estos estudios son exigidos por las autoridades regulatorias y son llevados a cabo con gran seriedad.
Los consumidores pueden tener la confianza de que una vela bien hecha y adecuadamente usada, sea o no aromática, se consumirá en forma limpia y segura. No se conocen riesgos de salud asociados al uso de velas con aroma. Las fragancias aprobadas para uso en velas, tanto las sintéticas como los naturales, no liberan químicos tóxicos. Hasta ahora, ningún estudio científico evaluado por pares ha detectado o analizado datos de emisiones en ninguna vela de cera, incluidas las de parafina con base de petróleo, y tampoco ha recogido evidencia de que sean dañinas para la salud humana.
Las asociaciones de fabricantes de velas estamos comprometidos con la seguridad de nuestros productos y para ello nos basamos en estudios científicos, no en hallazgos anecdóticos. Una historia añeja, procesos probados y una serie de mejoras continuas derivadas del avance científico y tecnológico sustentan la estrecha relación de las velas con entornos saludables, relajados y estéticos.
MITO: El limoleno produce formaldehído cuando se expone al ozono.
REALIDAD: Sí, este químico usado para aromatizar limpiadores y velas, y como saborizante de alimentos efectivamente produce formaldehído cuando se expone al ozono. Los humanos producimos formaldehído cada vez que respiramos y también este compuesto está presente en los alimentos que consumimos. En realidad, en niveles reducidos puede encontrarse en todos lados.
El limoleno es una sustancia que existe en la naturaleza y está presente en árboles de cítricos y en otras fuentes naturales. Algunas veces se utiliza como ingrediente en productos aromáticos como las velas. Por otra parte, el formaldehído es un compuesto orgánico que existe en frutas, vegetales, carnes, pescado y café. Igualmente es producido por el organismo humano a través del metabolismo y por ello puede haber rastros de él en cada una de nuestras exhalaciones. Por ello es común encontrar formaldehído en los hogares y en el aire por efecto de procesos naturales.
MITO: Un experimento debe ser confiable porque es presentado en televisión.
REALIDAD: El experimento apoyado por el Centro Nacional de Ciencia Atmosférica de la Universidad de York buscaba medir los niveles de compuestos orgánicos volátiles (VOC) en los hogares. El programa de televisión y los subsecuentes reportes de sitios web que hicieron eco de la emisión, se enfocaron en la preocupante presencia limoleno pero el estudio ni siquiera cumple con los factores de control básicos. Por ejemplo, no especifica cuáles fueron las fuentes de los VOCs, los cuales pudieron provenir de una amplia gama de productos desde muebles y humo de cigarro hasta de una chimenea prendida. Las conjeturas hechas en el citado programa de televisión no tienen validez científica, ni proveen información seria y lo único que logran es alarmar innecesariamente a los consumidores con el argumento de la presencia de compuestos que, en niveles muy bajos, son parte de la naturaleza. Además, la información detallada del experimento de la Universidad de York no está disponible al público. La NCA ha solicitado datos específicos para analizar los resultados con todo cuidado y, por supuesto, en la ALAFAVE estamos listos para colaborar y tomar cartas en el asunto.
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Con todos estos argumentos podemos concluir que a pesar del atrayente nombre del programa Trust Me I’m a Doctor, los fabricantes de velas tenemos suficientes argumentos para responder: “No confiamos en ti aunque digas que eres médico”.