La importancia de cuidar una flama

Un vistazo al quemado de las velas

En diversas culturas, prácticas y creencias, el quemado de la vela puede tener múltiples significados. Durante la Edad Media, las velas de cera se usaban para medir el tiempo a través de pabilos de determinadas dimensiones; y, desde una perspectiva mística, las velas han enmarcado el acercamiento con dioses y seres divinos en muchas religiones, así como diversos rituales de pureza y protección. Incluso, para algunas personas, la forma en la que una vela se consume es revelación de señales ocultas acerca de la suerte y el porvenir.

Lo cierto para todos es que detrás de una flama hay un importante mensaje que puede resumirse en una palabra: seguridad. Se trata de un aviso que debemos tener presente, especialmente en el mes de diciembre y en toda la temporada invernal, cuando en gran parte del mundo, incluida nuestra región latinoamericana, se incrementa el uso de velas como elementos imprescindibles para celebrar las fiestas navideñas y de fin de año, y para conseguir un ansiado ambiente de calidez en los hogares.

Según la Agencia de Protección contra Incendios de Estados Unidos (NFPA), entre los años 2009 y 2013, los bomberos de ese país atendieron alrededor de 9,300 incendios provocados por el mal uso de las velas (http://www.nfpa.org/public-education/by-topic/top-causes-of-fire/candles).

La Administración de Incendios de Estados Unidos cuenta con estadísticas dignas de tomarse en cuenta:

  • En promedio, cada día hay 32 reportes de incendios asociados a las velas en ese país.
  • Más de la mitad de esos incendios, para ser precisos el 56%, son provocados por la cercanía de la vela con materiales inflamables como muebles, colchones, cortinas, etcétera.
  • En casi una quinta parte de los incendios, las velas fueron abandonadas o permanecieron desatendidas.
  • Los días más vulnerables a incendios por velas son la Noche buena, Navidad y Año Nuevo.

(https://www.astm.org/standardization-news/?q=features/increasing-candle-safety-ma13.html).

Recordemos que además de los siniestros domésticos este tipo de incendios, muchos de ellos asociados al mal quemado de las velas, también puede afectar a las empresas y a la industria con graves consecuencias, principalmente: pérdidas humanas y materiales, responsabilidad civil y la interrupción o pérdida del negocio.

Ciertamente, la seguridad de una vela encendida y la prevención de accidentes dependen en gran medida de la responsabilidad de los consumidores; de ahí las recomendaciones de mantener la vela vigilada, lejos de niños, mascotas, corrientes de aire y materiales inflamables, además de recortar el pabilo, usar porta velas o envases adecuados, y apagar la vela si humea, oscila constantemente o muestra una llama demasiado elevada. Pero más allá de estas acciones de prevención por parte de los usuarios de velas, en la ALAFAVE estamos conscientes de la responsabilidad que también atañe a los fabricantes.

La American Society for Testing and Materials, hoy conocida como ASTM International, ha planteado una serie de estándares vinculados a las velas (F15.45) que tienen que ver con el etiquetado, los envases de cristal para velas, la ignición secundaria, la altura de la flama, la estabilidad y la combustión.

¡La industria al día en un clic!

Los fabricantes de velas en el mundo debemos estar al tanto de que tenemos a nuestra disposición pruebas sencillas que permiten medir la propensión de quemado de una vela para mejorar su aprovechamiento y desempeño.

La medición del índice de hollín generado en la producción de las velas solía ser un procedimiento difícil de realizar pero hoy, por fortuna, es completamente viable gracias a equipos simples, precisos y confiables que además ofrecen resultados reproducibles. Son métodos probados que permiten un mejor control de la calidad de nuestras velas.

Sí, nuestra industria no deja de evolucionar. Hoy en día, existe un software que permite medir la dimensión de la flama a través de un algoritmo (flame recognition algorithm) para verificar la estabilidad de la combustión y traficar su comportamiento. Lo más sorprendente es que esta innovación ya ha migrado a una aplicación (App) disponible en un teléfono inteligente.

Las mediciones del índice de hollín y del quemado de la flama ya han sido incorporadas en algunas regulaciones del mundo. Un ejemplo es la norma DIN EN 15426 en Europa que busca aumentar la calidad y la seguridad en el uso de las velas. Esta norma que tiene carácter vinculante y es oficialmente reconocida en decenas de instituciones también tiene efectos fuera del llamado viejo continente pues todo fabricante, sin importar su origen, que desee exportar sus velas a este territorio está obligado a demostrar su cumplimiento.

Las evidencias indican que las medidas, controles y estándares para garantizar mayor calidad y protección en las velas están dando buenos resultados. En Estados Unidos, la ASTM reportó que a principios de esta década, los registros de más de 9,000 incendios por velas representaron el nivel más bajo desde 2001 cuando se reportaron cerca de 19,000 siniestros por fuego, más del doble.

La ASTM atribuye esta disminución en buena parte a la aplicación de estándares y lineamientos que además de favorecer la educación del consumidor, promueven un mejor diseño y desempeño de producto. Sin duda, una tendencia muy positiva que debe extenderse hacia otras regiones del mundo como nuestra América Latina.

Si se trata de minimizar riesgos, de aumentar calidad y de garantizar seguridad y excelencia, la ALAFAVE siempre estará presente.

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